El mundo patas arriba

«Cuando sintamos miedo ante lo desconocido, el peligro o la simple incertidumbre. La primera de las estrategias que podríamos emplear, sería la de no enfocarnos en lo que podemos perder, sino en lo que podemos llegar a ganar». Mario Alonso Puig

¿Recuerdas cuándo los acontecimientos que cambiaron cada una de nuestras historias los veíamos como poco probables o imposibles? Sí, en ocasiones la vida se pone patas arriba, lo que teníamos dispuesto se desmorona y, nos envuelve una tela de araña que nosotros no habíamos previsto. Unas veces buenas, pero otras tan sorprendentes o incluso cargadas de dolor. Entonces, vale la pena reconocer cuándo las circunstancias no dependen de nosotros y confiar en la experiencia de lo improbable.

Os comparto la siguiente reflexión, para aprender a bailar según venga la música, de mi hermano y profesor de mindfulness, Rafael G. de Silva.

Bailando con la incertidumbre

Sí, siempre ha estado ahí, en cada uno de tus pasos, en cada decisión, pero tú le diste la espalda porque no querías saber nada de ella y te construiste una historia, al estilo de la película «La vida es bella», para que el miedo de lo incierto no te atenazara. Bailando con tu trabajo seguro, tu salud de hierro, tu pareja estable, tus hijos sanos y creciendo sin dificultades, y una idea de que si hacías lo correcto y te esforzabas, la vida te correspondería y te compensaría devolviéndote el fruto tan deseado: el control sobre tu propia existencia.

Pero en este baile hubo un cambio de pareja inesperado, la melodía ya no era conocida y tus pies se trastabillaban porque no sabías los pasos. Tu cuerpo se convirtió en un bloque inarticulado, tu corazón se petrificaba y una expresión de terror apareció en tu rostro porque aquella con quien no querías bailar, te recordó que siempre era su turno y que era ella la que siempre marca el ritmo, a pesar de que tú te habías esforzado en darle la espalda.

No puedes doblegar a la incertidumbre, ni hacerla marcar el paso que tú conoces y deseas, así que deja de oponerte, acepta que el ritmo no lo marcas tú y afloja, porque si te resistes con mucha fuerza no habrá sitio en tu vida para nada más y tu cuerpo y mente rígidos, acabarán por troncharse. Tú decides cómo bailar, pero no decides con quién, ni cuándo.

Como decimos en nuestras clases de mindfulness, «¡No le des la espalda a la incertidumbre, aprende a bailar con ella!».

Escuela de Mindfulness Habitar el tiempo

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