La gente corre tanto porque no sabe dónde va, el que sabe dónde va, va despacio, para paladear el «ir llegando». Gloria Fuertes
No tengo tiempo. Llego tarde. Tengo prisa. Expresiones, cada vez más habituales, sobre las que construimos nuestra existencia. Que definen el mundo en el que nos obligamos a vivir. Con la triste sensación de que cada vez corremos más y curiosamente tenemos menos tiempo. Al día le faltan horas.
Se impone la prisa. La urgencia. Existe un culto latente a la velocidad asociada con el tiempo. Aquello que no sea rápido parece perder sentido. El problema es que olvidamos las cosas con la misma presteza con que las vivimos.
Acumulamos actividades. Experiencias. Sin parar. Sin pensar. Sin disfrutar de cada instante. Sencillamente para tachar de la lista de tareas pendientes. Este ritmo parece una excusa para evitar estar con uno mismo.
Si corremos persiguiendo el sueño de una vida mejor, perdemos el camino. Perdemos saborear los momentos. Las experiencias sencillas del día a día. En definitiva, perdemos el presente. Entonces, la vida pasa ante nuestros ojos sin apreciar lo que está sucediendo en este instante.
Atrapados en nuestras rutinas olvidamos de tomarnos el tiempo no solo para pasarlo. Para regalar. Para reír. Para gozar. Para encontrarte. Para perder. Para amar de nuevo. Tiempo para vivir.
Disfrutemos del detalle de cada instante en un largo ahora.
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Es cierto Lola, parece que esta prisa, como la manía de estar en todas partes, amenaza con ser la manera de vivir sin atisbar el aroma a tiempo que emana de cada momento. Un beso.
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Debemos dejar de correr y empezar a caminar dando espacio a la calma, a la pausa, estas cosas que pueden parecer dejar la vida pasar y que, por el contrario, nos ayudan a recuperar presencia, para sentir el aroma a tiempo que emana de cada momento, y que te copio porque me ha encantado. Gracias, Carlos
Besos de vuelta.
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El aroma del tiempo es una obra de Byung-Yung-Han.
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😉Gracias por el apunte. No lo sabía.
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Hermoso! Hermosa! Un poquito de tiempo para reencontrarnos? Abrazo
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👍Eso está hecho. Un abrazo de vuelta 😘
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Totalmente. La prisa nos invade…
Y luego, cuando te quedas un rato en casa, tumbado en el sofá sin hacer nada, te parece que estás perdiendo el tiempo.
No puede ser.
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Efectivamente, Rosa, cuando nos permitimos no hacer nos angustia estar perdiendo el tiempo, con un sentimiento de culpa. Pero no hacer es de vital importancia para dar paso a la creatividad. Gracias por leerme. Un abrazo
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“Il dolce far niente” es muy necesario ¿verdad?
Un abrazo.
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Eso es, Rosa 👏👏
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Coincido con lo que dices. Estamos en una época en que la encontramos como virtud el andar «ocupado» o «sin tiempo para nada». Valoramos el tener más prisa o más tareas que el resto.
Todo pasa tan rápido, que deberíamos ponderar más la pausa y nuestro propio ritmo para hacer y disfrutar las cosas.
Buen Post!
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Ya en 1982, el médico estadounidense Larry Dossey acuñó el término «enfermedad del tiempo» para definir la creencia que tienen muchas personas de que el tiempo se nos va de las manos sin hacer más de lo que hacemos, se está siempre escapando, nunca es suficiente, tienes que ir cada vez más rápido para alcanzarlo.
Gracias, Diego por tu aportación. Un abrazo.
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El tiempo, bendita o maldita definición; ¿Qué es el tiempo? Pregunta un poeta, un político, filósofo, un hombre de ciencia, un guerrero, un mendigo… ‘Pasado, presente y futuro’ en el que se inscribe la vida de los hombres y mujeres, de la sociedades
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El alma de este mundo, decía Pitágoras. Gracias por tu aportación.
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