Lo que vale la pena, es ese espacio de gratitud donde dejamos de dar las cosas por sentado para poner una mirada más apreciativa a lo que ya tenemos.
Un acceso a la conciencia para vivir la vida.
Es ese rincón de un día cualquiera, sin maquillar, en el que las cosas más sencillas recuperan su protagonismo:
Sentir el sol de invierno, el aroma del café, el silencio, las vistas desde la montaña, la brisa del mar, un abrazo cálido… de los de corazón, compartir tu plato favorito, sorprender y que te sorprendan, conversaciones de amigos prolongadas bajo las estrellas, reencontrarte con aquellos lugares ya conocidos que hoy te descubren otra singularidad, reír hasta llorar, y sencillamente, lo dulce de no hacer nada.
Lo que vale la pena es una forma de ser que trasciende todos nuestros actos. Es una postura del alma.
Lo que vale la pena 
Una postura del alma es mirar el rojo anaranjado del cielo desde mi ventana, el olor y el contacto de las sabanas blancas sobre la cama, observar esa pequeña flor que se abre camino en las zonas más abruptas, mirar una noche estrellada tumbada en una roca,,,,
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Gracias por compartir la belleza de esas experiencias del día a día. Solo tenemos que detenernos y mirar a nuestro alrededor para encontrar en cada momento lo que vale la pena.
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Gracias de corazón, porque has hecho que yo también me de cuenta de la grandeza de mi propia sencillez, y de lo que realmente vale la pena, que a veces es igual a lo más cotidiano y diminuto.
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Gracias a ti por acompañarme en este camino y por recordarte, recordarme, que esos pequeños y hermosos momentos, que solemos dar por sentado, son los que valen la pena.
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