No hay más que una vida; por lo tanto, es perfecta.
Paul Éluard
Esperar vale la pena, aviva el deseo a la vez que te permite ver las cosas sin prisas, al ritmo de lo que sucede. Pero, una cosa es la paciencia, saber esperar, y otra dejar las cosas para esa ocasión especial donde todo se sueña. Es decir, planear la vida a otro plazo, que se aleja del ahora, confiando en un futuro imaginado. O mejor dicho un futuro reservado para lo especial.
Se trata de no guardar ese perfume especial y permitirme el placer de utilizarlo a conveniencia. Se trata de no reservar ese buen vino para una ocasión particular. Se trata de degustar mi plato favorito fuera de una fecha señalada. Se trata de ponerme los pendientes caros, que además siento que me favorecen, en un día cualquiera. Y además, se trata de dar un abrazo, un beso, fuera de formalismos y rutinas. Porque ¿No es mi día a día lo suficientemente especial?
Entonces me doy cuenta de que ha cambiado mi manera de ver el mundo. Seguramente tenga que ver la certeza, vivida en estos dos años, de que no sirve de mucho hacer planes para un mañana desconocido. Entonces me doy cuenta de que hace tiempo que le di la vuelta al disco y los años se deslizan como el agua entre los dedos. Entonces me doy cuenta de que no voy a dejar lo que tengo ni lo que siento para un momento especial. Porque ahora es ya ese momento… especial.
Sin duda Lola, hoy, ahora, es ese momento especial para estrenar cosas y sentimientos.
Trato de no guardar nada para disfrutarlo más tarde, ni joyas, ni ropa, ni abrazos, ni palabras.
Aprendí hace mucho tiempo que todo es tan incierto, que necesito vivirlo intensamente. Tal vez es herencia de mi familia que, un día salieron de casa por una guerra, para volver una semana más tarde y nunca más volvieron.
¡Importante reflexionar sobre el tema! Muchos lo han descubierto por la pandemia ¡Algo bueno tenía que tener!
Un abrazo.
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Gracias Marlen por tu generosa aportación.
La incertidumbre forma parte de nuestra seña de identidad, en tu caso has tenido que ser consciente de ello antes por tus vivencias tan tremendas.
Un abrazo y feliz domingo… especial 😉
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Gracias Lola. Es cierto. Cada momento contiene algo diferente para celebrar. Un abrazo.
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Gracias a ti Carlos.
Cada día es único y hay que celebrar la vida, a pesar de los pesares.
Un abrazo de vuelta
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Buenos días, Lola.
Llevas toita la razón.
Los que somos de otra generación vivimos la ropa de los domingos, la comida de los días festivos, las reuniones especiales solo para cumpleaños o Navidades… Sin embargo, aunque en mi caso no vivimos la dolorosa vivencia de la familia de Marlen, sí que terminó por quedarse chica la ropa que no usábamos más que para momentos especiales, resultar inaccesible la comida de los días especiales y abandonadas las reuniones familiares por contratiempos, cansancios, indiferencias o fallecimientos. Fue mi madre, la última de mis ascendientes, la primera en decir: ¡Basta! Hay que disfrutar siempre que se pueda, usar las cosas especiales para celebrar cualquier día lo que se nos ocurra, aunque solo sea estar vivos.
Ella ya no está, pero me inculcó en no planificar demasiado hacia el futuro y disfrutar de lo diario. Porque luego es posible que sea demasiado tarde.
Preciosísimo relato para llevarnos a la reflexión y a la nostalgia. El mensaje es maravilloso.
Muchas gracias, Lola.
Un abrazo.
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Buenas tardes, José.
Llevar toita la razón, ummm, no sé qué pensar, pero como me halaga tanto no voy a discutir 😁.
Es verdad que el caso de Marlen, que mencionas y que generosamente ella nos regala, es un despertar sin anestesia.
Y lo que me dejas clarito, y confirma esta entrada, es la sabiduría de tu madre ¡Basta! Hubiera sido un buen título, me identifico totalmente con él, con ella.
Un abrazo de vuelta y siempre gracias a tí, de corazón.
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Es lo que tiene el tiempo: conforme se nos va acabando el crédito más nos damos cuenta que debemos usarlo, y usarlo BIEN. Muy buena reflexión. Saludos.
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Gracias, Ana.
Así es, una pena darnos cuenta cuando empezamos la cuenta atrás.
Saludos de vuelta
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Totalmente acertada en tus conclusiones, amiga Lola. Carpe diem. Mañana, si lo es, será mañana…
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Gracias, Julio por tu aportación a está bitácora.
Me encanta volver a verte por aquí.
Estoy intentando ponerme al día de lecturas y lectores.
Saludos
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