La naturaleza siempre lleva los colores del espíritu.
Ralph Waldo Emerson
Cada mañana, con esa mezcolanza de emoción y nerviosismo que provoca las nuevas andanzas, nos encaminamos con ojos fascinados ante tanto paisaje ileso.
Siete días por delante de subibajas que nos retan a la vez que nos descubren. Y entre tanta grandeza pasan tantas cosas, que cuántas pasan sin darnos cuenta, aun con los sentidos curiosos derramando admiración.
Con cada paso, un silencio limpio orquesta una armonía a la que abandonarse. A la que rendirse.
Quizás la magia de todo este peregrinar es ser paisaje mientras lo vives. Sin pretender. Entonces los sentimientos, por fin desnudos, se ordenan. Y con ellos la vida.
Lo que vale la pena 
¡Qué bonitas fotos! ¡Y hermosa reflexión! Saludos.
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Gracias, Ana.
Es una experiencia muy recomendable.
7 días desconectada para conectar 😉
Saludos de vuelta
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Buenos días, Lola.
Bellísimas fotos, bellísimo escrito.
Creo que es uno de los placeres más maravillosos y sencillos que tenemos al alcance y cuánto lo despreciamos: sentirnos inmersos y parte de la propia naturaleza.
Un abrazo.
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Hola, José.
Gracias por tu bellísimo comentario.
Efectivamente conectar con la naturaleza te permite conectar contigo mismo, es una comunión vital.
Un abrazo de vuelta
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Lo que vale la pena… Tal como el título de tu blog.
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Gracias, Isaí, te aseguro qué merece la pena.
Un abrazo
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El paisaje es la mejor fotografía de la vida, lástima que a algunos parece molestarle. Preciosas fotos. Un abrazo.
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Gracias, Paz.
Una pena tanto incendio e indignante si es además provocado.
Un abrazo de vuelta
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Lo que vale la pena: conectar con la naturaleza. Descubrir, sorprenderse, admirar, hacerse uno con los prodigios que nos rodean y que, a veces, ni siquiera vemos por el ritmo que llevamos.
Hermosas fotos, hermoso texto. Un abrazo Lola.
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Gracias de corazón por tus palabras, Marlen.
En estos maravillosos espacios cambiamos el ritmo para ser y sentirnos.
Un abrazo de vuelta
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