El fenómeno de la globalización actual, en su afán de unificar los mercados, está poniendo en peligro las variedades culturales, su identidad, además de deteriorar su capacidad creativa.
Ko Un
Todos sabemos los imperios que conquistan las arterias principales de las ciudades. Esas franquicias y grandes cadenas que nos roban lo tradicional. Donde la singularidad ha dado paso a la uniformidad. Donde se pierde la identidad. La diferencia. La belleza de lo personal.
Son tiempos globales reinados por la provisionalidad. Con la constante amenaza de despersonalizar, desidentificar y permitir que el progreso lo desvista todo de emoción.
Junto con el universo internet, y su inabarcable oferta de productos, las compras, al igual que las ciudades, se vuelven asépticas.
Merece la pena que tomemos conciencia y salgamos a disfrutar de esas pequeñas tiendas en las que puedes mantener conversaciones de barrio. Comprar despacio. Sentir un trato cercano, de calidad con calidez. Poner en primer plano a quién le compras.
La resistencia de lo pequeño necesita apoyo. Aprovechemos estas fiestas y dejémonos deslumbrar por los escaparates de nuestras pequeñas calles… para que no se apaguen.
Bonita y necesaria reflexión en esta época tan comercial. Me encantó. Saludos.
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Gracias, Ana. Importante tomar conciencia.
Saludos de vuelta
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Yo soy muy partidaria del comercio de barrio. Si por mí fuese, todos los regalos los compraría en las tiendas de barrio. El problema es que al trabajar yo también en un comercio de barrio, los horarios son complicados. Cuando yo cierro, ellos también cierran, y a veces termino viéndome obligada a ir a un centro comercial (cosa que odio profundamente) o a pedir algo por internet. Eso sí, si compro por internet procuro que sea a artesanos o pequeños negocios.
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No es fácil porque además añadimos el problema de todas las pequeñas tiendas que se han visto obligadas a cerrar.
Hay que intentar lo que esté en nuestra mano, como bien dices buscar pequeños negocios por internet o tiendas artesanas.
Gracias Rosa por comentar.
Un abrazo
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«Merece la pena que tomemos conciencia y salgamos a disfrutar de esas pequeñas tiendas en las que puedes mantener conversaciones de barrio. Comprar despacio.»
Sobre todo, como bien dices, comprar despacio, con tiempo de mirar a los ojos a la vendedora o vendedor, de pasear hasta la tienda, reconocer a los vecinos, saludar.
Un toque de atención muy necesario y, creo, provechoso para nuestra salud y felicidad. Gracias, Lola.
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Cuando hago estas compras disfruto por toda la complicidad que conllevan.
Además es una satisfacción encontrar a profesionales que disfrutan con su trabajo y le dan la emoción que merece.
Gracias a ti por tus palabras.
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Espero que todos retomemos el placer de compartir una breve conversación además de un excelente pedazo de pan. Un besazo.
Buenos usos de una mínima ciudad.
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Me encanta. Y si se mantiene en el tiempo fuera de fechas tan marcadas, mejor.
Un besazo de vuelta.
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Se me ha puesto la carne de gallina. Estoy totalmente de acuerdo y me ha encantado tu reflexión y tu propuesta. Gracias Lola. Un gran abrazo
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Pues doblemente me encanta si es de tu gusto, María Jesús.
Gracias a ti.
Un gran abrazo de vuelta
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Pues tienes más razón que el que inventó el sillón orejero. (¡Qué delicia que no se te caiga la cabeza en las minisiestas! 😅😝)
Creo que hay dos cosas fundamentales que necesitamos recuperar. El contacto personal y el placer del tiempo. Nos estamos acostumbrando a la impersonalidad de la compra online y a la falsa necesidad de «lo quiero, pero ya mismito».
En Cádiz cada vez nos quedan menos comercios pequeños, regentados por vecinos del barrio, por familias, por Astérix y Obélix tras el mostrador, irreductibles ante las grandes superficies y el rey de la Amazonia.
Y es verdad que, a veces, buscas cosas que, en ciudades pequeñas como la mía, es casi imposible de encontrar. Pero el contacto humano con el comerciante, que te llama por tu nombre, te trata con amabilidad y cortesía, te regala una sonrisa, unos minutos de conversación, te asesora, te aconseja, te ayuda a elegir lo mejor, son impagables.
Tampoco tenemos necesidad de que pongan en la puerta de nuestra casa, a las dos horas, o al día siguiente, el libro que queremos, pero que en la estantería va a coger más polvo que un camello, hasta que nos acordemos de leerlo; el pijama que nos gusta, pero luego nos queda chico y cogemos frío por el ombligo; los zapatos que pedimos sin probarnos y que nos obligará más tarde a andar como un pingüino mojao en alquitrán.
Nos dejamos manipular para terminar siendo un ermitaño que no sale de casa, no tiene contacto social y que compra compulsivamente, como si fuera a llegar la tercera guerra mundial zombi.
Ojalá el vídeo se hiciera realidad en muchos barrios.
Felicidades por el relato, Lola, por la reflexión y por hacernos confiar en la esperanza de que todavía estamos a tiempo de cambiar. Porque a este paso va a haber más repartidores y mensajeros que bazares chinos.
Voy a ponerlo en práctica ya mismo, bajo a la barraca que está enfrente de mi casa, que fitetú la hora que es y me he quedao sin cervezas. 😂😝
Un abrazo.
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Gracias por tu estupenda aportación y valoración sobre la reflexión, José.
Aunque no es fácil porque cada vez existe menos comercio de barrio y prevalece la cultura del YA, como bien dices, hay que intentar ser más coherentes y favorecer a los pequeños comercios que se nutren de la compra de sus vecinos y con paciencia, porque cuanto más avivamos la capacidad de espera más aumenta nuestro deseo.
Me queda una pena no compartir esas cervezas😂😝
Uy cuando baje por allí.
Un abrazo de vuelta
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¡¡¡Omeporfavó!!!
Cuando vayas a bajar por aquí … ¿¡Cuando vas a bajar por aquí?! 😅😍
Las dos primeras conviás corren de mi cuenta. Y el solete y la playa por cuenta de mi tierra. El pescaíto frito y las tortillas de camarones, ya lo vamos viendo. 😝
Ojalá se fuera ya a hacer puñetas el maldito virus y pudiéramos hacer una quedada con toda la familia acervolenes. Iba a poné un tenderete en la playa y nos íbamos a jartá de cervezas y cocletas. 😁
Y de abrazos… cuídate que soy grande y estrujoso. 😂
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Madre mía, qué tentador.
Me estoy sujetando a la silla😂
Estaría estupendo juntarnos los acervolenses. Que bajaré ya verás, en cuanto pueda y no dudes de que te avisaría, eso seguro.
Abrazos de vuelta. Ya sé que eres grande… Muy grande, amigo😁
Igualmente cuídate.
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