Amaryllis deseaba otros sueños. Dar luz a sus ilusiones.
Todo comenzó con aquella relación entre mujeres, más allá de amigas, fue una conexión armónica de la que emanaba un reconocimiento propio. Lejos de presiones externas.
Bailaban con arcos que definían su fuerza. Con movimientos enérgicos cargados de magnetismo. Descalzas para reafirmar su vínculo con la tierra y rodeadas de flores de castaño rojo con aromas de libertad.
Por fin, cambió su mirada antes repleta de dudas. Sentía que había tomado el rumbo adecuado a su existencia. Ahora empezaba a vivir su propia vida.
El blog de Lídia: reto de septiembre

Opcional:
Que aparezca en la historia algo relacionado con esta flor: Red chestnut (Castaño rojo). Indicada para aquellas personas que sienten un exceso de preocupación por los demás, aporta libertad y confianza en la toma de decisiones de sus seres queridos (nombre, descripción o efecto sobre las emociones):

Liberador escrito. Me encanta.
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Gracias Azurea por sentir lo que recojo en el micro y por comentarlo.
Un abrazo
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¡Qué bonito! Un relato cargado de hermandad y de esperanza. Ya lo dicen: La unión hace la fuerza. Y hasta que no entendamos que somos UNO, aquí seguiremos «aprendiendo» 😉
Muchas gracias por tu valioso aporte al desafío. Te mando un abrazo grande 🙂 ❤
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Así fue, es y será: UNIÓN, qué importante en este mundo individualista.
Gracias a ti por darle espacio.
Buen fin de semana o puente.
Un abrazo grande de vuelta
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Dejar las dudas y vivir la propia vida, muy bonito!
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Así es, Franco. Vivimos la vida que los demás esperan y nos perdemos vivir lo que realmente queremos.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo
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