El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad.
Cien años de soledad. Gabriel García Márquez
Reproduzco la belleza de este texto, escrito por mi tía Mari Cruz, que refleja cómo el paso del tiempo nos cambia la mirada, entre colores, mientras intentamos encontrar la posibilidad de que todo tenga un sentido… hasta la soledad.
Burdeos añejo
El color que el tiempo le había otorgado, tonos burdeos añejo, se proyectaba entre los acontecimientos que fueron narrando su vida.
Casi en la cima, un reflejo plateado brillaba entre los granates desvelando el ya avanzado día. Inmóvil, sin resistencia, su imagen se fue borrando. La oscuridad la absorbía, la llevaba, Dios sabe adónde...
El sonido de intensos y abundantes recuerdos acompañaban su despedida. «Adiós, adiós» avanzaba hacia otro lugar, hacia otro día. Atrás quedaron danzas, risas, osadías, seducciones y amoríos. Las pretensiones tardaban en desaparecer.
Se impuso la soledad, implacable, solemne. Eclipse total, soledad. Ganar su amistad no era tarea fácil; insistencia, valor, amor por su compañía.
En total oscuridad apareció el disco blanco de luz prestada.
Buenos días , un texto hermoso, me introduzco en él, como un navegante lo hace en el mar, sabiendo que entre los pliegues de las olas, hay cientos de pensamientos, emociones y colores, que me llevarán inexorablemente al encuentro del disco solar.
Es de esos textos que leo con avidez, porque me provocan tantas imágenes distintas, que no sé con cual quedarme. Gracias Lola, un abrazo ¡¡¡
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Buenos días, Miguel, gracias a ti por tu comentario que traslado a mi tía. Sé que le emocionará.
Efectivamente, con delicadeza y belleza en sus palabras, nos adentra en el paso del tiempo buscando el sentido de la vida, con la inexorable soledad como compañía.
Un abrazo de vuelta
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Me toca tan de cerca, que me conmueve y me perturba. Convivir con tu soledad es todo un arte, que no resulta ni mucho menos tan fácil como pudiera parecer a priori. Son días y más días, en serie interminable, en que al amanecer saludas al sol y durante el paseo de éste por la bóveda celeste con quien más hablas es con el olmo y las grullas que pasan en invierno, o los abejarucos que lo hacen en verano. Semanas, meses en los que dejas a la imaginación volar delante del papel o la pantalla, porque es con ellos con quienes mayor grado de complicidad desarrollas. Y mientras, ves la vida pasar ahí fuera. Donde tú ya no estás, porque ya estuviste. Donde ahora están otros que mañana ocuparán tu lugar. Y aun así, sabes el privilegio del que disfrutas, porque puedes contarlo. Otros se han quedado por el camino. Así que escuchas, miras, reflexionas… e intentas dejar algo para quien te sustituya. Es, simplemente, la vida. Contigo mismo.
Gracias por el texto, Qué bien que haya soledades que, a través de la lectura, puedan compartir la idea. Y el sentimiento que la sostiene.
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Realmente es conmovedor como lo son tus palabras tan sinceras, José Luis. Usar este medio para compartir sentires es un bálsamo para el alma.
Se lo traslado a mi querida tía que se descubre en algo que dejó pendiente, escribir.
Un abrazo
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Es un bálsamo, sí. Es medicina. Aunque no sepamos quienes somos, o quizá por ello. Otro abrazo para ti.
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Enhorabuena es un texto muy hermoso Lola. Quizás en la soledad se encuentre la oportunidad para enriquecer el corazón y la mente, haciendo que tenga un bello sentido la existencia. Un abrazo.
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Como bien dices, Carlos, una soledad buscada puede ser un vehículo hacia la plenitud.
Un abrazo de vuelta
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Gracias por vuestros comentarios, os agradezco vuestra compañía, «mi soledad se siente acompañada», dice la canción titulada «Yolanda»
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«… Por eso a veces sé que necesito tu mano…»
Gracias a ti por leernos y comentar.
Un abrazo
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Gracias por traer este hermoso texto. He leído dos veces «Cien años de soledad» y cualquier día vuelvo a retomarlo. Estar solo requiere un aprendizaje. Yo disfruto y necesito de grandes espacios de soledad. Es importante tener alguien para acudir en momentos determinados, pero como decía mi abuela «No me canso nunca de estar sola» esta . A mí me pasa lo mismo. Un saludo.
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Es importante aprender a disfrutar de la soledad, más si es elegida.
La pena no es estar sola es sentirse sola.
Gracias por leernos.
Un saludo de vuelta
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