«La paz de la naturaleza fluirá dentro de ti como lo hace la luz solar dentro de los árboles. Los vientos soplarán su frescura en vosotros y las tormentas su energía, mientras que los cuidados caerán como hojas de otoño». John Muir

El verde es un color relajante y refrescante. Transmite sensación de serenidad. Armonía. Es el color de lo natural. Evoca la naturaleza. Y la naturaleza es buena para el cuerpo, la mente y el alma.

Personalmente, y sin saber por qué, siempre me han atraído la montaña. Los bosques. Los ríos. Lugares que me invitan a sentirme libre. Quizás por eso, desde la primera vez que realicé una excursión por la Sierra me enganché a la experiencia. La naturaleza me hace «sentir más viva».  

Nos pasamos la vida buscando. Perdidos en tanto hacer. Enredados en pensamientos. En recuerdos. En el anticipar. Y nos hemos olvidado de ser. De estar en silencio. De despertar a lo que somos ahora mismo. En este preciso momento.

La naturaleza puede resultar el escenario perfecto para explorar nuestra mente y nuestra interrelación con el mundo.  

¿Cuántos momentos pasamos de largo sin percibir el instante? En el frescor de la mañana. En la luz del sol. O en el relajante sonido de la lluvia. No hace falta ir muy lejos para disfrutar de la armonía de la naturaleza. El mundo natural nos rodea y podemos aprender de él donde quiera que estemos. 

Thich Nhat Hanh invitaba a sus alumnos, incluso en zonas de guerra, a salir a la calle por la noche y apreciar el olor de las hierbas en el jardín, como una forma de despertar a la preciosidad del singular momento. 

«Mira profundamente en la naturaleza y entonces comprenderás todo mejor». Albert Einstein. 

¡Os deseo un buen paseo!