«El altruismo es un estado benevolente de la mente. Ser altruista significa tener un genuino interés en el bienestar de todos aquellos que están alrededor nuestro y desearles el bien. Además, este deseo va acompañado por la determinación de actuar en su beneficio. Valorar a los otros es el estado mental crucial que conduce al altruismo». Mathieu Ricard.
Existe una cualidad muy especial de velar por el bien de los demás de manera desinteresada. Incluso a costa de nuestro propio interés. Ya sea energía. Conocimiento. Riqueza. Tiempo. Es lo que denominamos altruismo.
En ocasiones, hemos oído en las noticias que alguien devuelve una cartera con todo el dinero. O hemos visto, con estupor, imágenes de personas que ante una catástrofe arriesgan sus vidas por socorrer a las víctimas. Incluso en nuestro día a día, se ponen de manifiesto pequeños actos de altruismo sin llegar a los periódicos. El joven que cede el asiento. La persona que ayuda a un invidente a cruzar la calle. El que ayuda a llevar el peso de la compra a una persona mayor.
¿Quién no se ha sentido reconfortado cuando nuestro apoyo o pequeña ayuda alivia a otra persona?
Este corto nos revela como el altruismo está arraigado, más de lo que suponemos, en la naturaleza humana.
Con pequeños gestos la vida resulta más amable. Ser generosos y ayudar a los demás nos brinda un motivo para vivir. Da valor a nuestra vida. Y nos hace más felices.
Me auno al pensamiento maya: In lak’ech, Hala Ken, traducción literal «yo soy otro tú, como tú eres otro yo». Somos partes de un todo que está conectado, yo no existo sin ti.
Y además ayudar a los demás, produce una agradable sensación interior. Un abrazo.
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Según estudios científicos aumenta la producción de serotonina, ese transmisor natural que regula el estado de ánimo. Además, lo cuento por lo curioso que me resultó, mejora el sistema inmunológico, no solo en la persona que realiza el acto o en la que lo recibe también para las que lo presencian. Un abrazo de vuelta, Carlos.
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