«Las hojas no caen, se desprenden en un gesto supremo de generosidad y profundo de sabiduría: La hoja que no se aferra a la rama y se lanza al vacío del aire sabe del latido profundo de una vida que está siempre en movimiento y en actitud de renovación».
José María Toro
Estrenamos otoño. Poco a poco cae la luz difuminada en sus cielos rojizos. Nuevos aromas despiertan de la tierra. Los árboles se desnudan de hojas y frutos, que tiñen con sus colores cálidos los bosques, donde volverá a surgir la vida.
Observar la naturaleza nos recuerda que somos parte de un ciclo. El otoño nos deja testimonio de que nada es para siempre. Es tiempo de desprendernos de lo que ya no es esencial. Es momento de soltar lo que ya no necesitamos.
Soltar todo aquello que ya no nos sirve: objetos, relaciones, situaciones… que en realidad nos sobran y abultan las pertenencias.
Soltar los rencores del pasado. Frustraciones. Enfados. Ira… Y soltar expectativas, la idea de cómo deberían ser las cosas.
Soltar la imagen que tenemos de nosotros mismos. Nuestras creencias. Las historias que nos contaron. Nos contamos. Nos seguirán contando. Historias que limitan nuestra existencia.
Soltar aquellas inercias que resultan «cómodas» incomodidades con las que construimos nuestros propios barrotes con el cartel de nuestros miedos.
Soltar todo aquello que ya ha dejado su huella, formando parte de nosotros, para avanzar hacia nuestro yo más esencial.
Soltar es confiar con amabilidad y curiosidad para observar el flujo cambiante de la vida que se muestra ante nosotros. Es luz. Libertad. Ligereza.
Vale la pena tanta belleza suelta.
Me despido con este regalo de Miles Davis.
Gracias Lola, desprenderse de tanto inútil que parecía imprescindible, provoca un leve dolor y un gran temor. Un beso.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Sí, el miedo es lo que nos ata. Gracias como siempre a ti, Carlos. Besos de vuelta.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Bonita reflexión 👍 saludos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me alegro que te guste, Ángel. Gracias por tu aportación. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Curiosamente, a mí me pasa algo así al comienzo del otoño… como que necesito renovarme. Aunque he de reconocer que me cuesta bastante soltar. Pero lo intento…
Bonita entrada. Saludos
Me gustaLe gusta a 1 persona
Sí, la naturaleza es sabia. Al igual que el verano lo vives hacia fuera, el otoño te invita al recogimiento, reflexión, renovación.
Soltar cuesta y como bien dices, Rosa, yo también lo intento pero no siempre lo consigo. Gracias por tus palabras, me alegro de que te haya gustado.
Saludos de vuelta.
Me gustaLe gusta a 1 persona