La muerte de cualquier hombre me disminuye porque formo parte de la humanidad, así pues, no envíes nunca a preguntar por quién doblan las campanas; doblan por ti.
John Donne
Nos cuesta decir adiós. A veces sin la oportunidad de despedirnos. Porque la última vez no está escrita en el calendario.
En balde, la pena me empuja a la fruición cotidiana. Esquiva recuerdos donde dormitan la angustia. Y un nudo en la garganta ahoga el llanto. Resiste la tristeza. El dolor conoce mis trampas.
Salto de la mañana a la noche. Del tumulto a la soledad, que todo lo amplifica. Me asomo al pasado. Etapa por etapa. Pisada a pisada. Desvelo imágenes, paseantes de trajes invisibles, que se esconden bajo las sábanas. Deshago sombras que ocultan emociones. Emociones que empujan y ponen de manifiesto la trama donde actúa la vida.
El tiempo transita, inexorable. Lo que fue y ya no es.
Reajustar la vida, con sus contradicciones, es dejarse vivir. Es sentir que somos. Sin reprimir o negar. No es resignación o pasividad. Es presencia.
¿Y si supiéramos?
Dedicado a aquellas personas cuyos seres queridos se fueron a dormir al país de las sombras.
Gracias Lola, en efecto, lo que fue ya no puede ser. Y quizá tampoco pudo suceder de otra manera. Un abrazo.
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Gracias a ti, Carlos por enriquecer este espacio. Un abrazo de vuelta.
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Dejarse vivir … qué frase más afortunada
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Gracias, Enrique por el halago y por leerme. Un abrazo
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Reblogueó esto en Mi cajón de sastre-e – @etarragoy comentado:
Dejarse vivir
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Gracias de nuevo.
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Very nicely done!
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Thank you so much, Phil
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🙂
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