«Solo amanece el día para el que estamos despiertos»
Henry David Thoreau
Seguramente, como la mayoría, vivo con más prisas y tareas de las que me gustaría: madrugar, preparar el desayuno, fregar las tazas, sacar al perro, abordar los cometidos que se acumulan en el trabajo. Un sinfín de quehaceres pendientes, sin descubrimiento, que se encuentren al dar la vuelta a las sábanas, otra vez.
Y, sin embargo, dentro de tanta cotidianidad es donde realmente comienza el trabajo de nuestra esencia, de nuestra alma.
Se trata de resistir la tentación de huir hacia una vida con más sentido, con más experiencias, con más… cualquier cosa. De confiar y abrazar la vida tal como es. Porque cada día, es el mejor día para percibir la armonía de lo habitual donde todo nos concierne.
Nos da lo mismo que sea en el fregadero de la cocina, en un paseo por la naturaleza, al lado de un amigo, en el trabajo, en la mesa con tu familia, es trabajar en armonía con lo que ya es, dejar a un lado la necesidad de mejorar y relajarnos en el deleite de quienes ya somos.
Me ha encantado 🙂
El disfrutar cada momento de la vida es un acto de rebelión hacia la sociedad que nos empuja a intentar ser o aparentar más de lo que ya somos. Si eres feliz con tu vida eres una oveja negra al no intentar querer ser más
Que tengas un buen día 😉
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Gracias por tu gran aportación.
Tantas veces nos crean la sensación de lo que nos perdemos, que se nos olvida lo que ya tenemos, lo que ya somos. Es importante abrir los ojos.
Te deseo igualmente, un buen día.
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