«El mundo le abre paso al hombre que sabe dónde se dirige». Ralph Waldo Emerson
El final inevitable de una temporada trae el comienzo invisible de otra. Un lienzo en blanco donde iremos esbozando nuestras elecciones.
Cada año nuevo acarrea una lista de propósitos: hacer deporte, cuidar nuestra alimentación, cursos de idiomas, meditar, organizar mejor nuestro tiempo, estar más con la gente que queremos, con la familia… Objetivos en los que aliviamos nuestra conciencia y que nos hacen sentir que estamos en el buen camino.
Atiborramos nuestras agendas sin dejar huecos para reflexionar, para detenernos y preguntarnos: ¿qué nos gusta realmente? ¿qué buscamos? ¿qué queremos hacer? Cuestiones que exigen un gran conocimiento de uno mismo. Un proceso que supone conciencia y compromiso con lo que realmente es esencial para nosotros. Un proceso que conlleva dejar de acoplarnos a rutinas agobiantes y optar por la ligereza y la libertad.
Un proceso que implica vivir la vida de verdad.