«El agradecimiento es la memoria del corazón» . Lao Tse.
Vivimos en una sociedad anestesiada por los automatismos donde no se valora ni se reconoce aquello que tenemos, aquello que nos sucede y, por el contrario, sí estamos atentos a lo que «aparentemente» nos falta.
Permanecemos «a-comodados» en creer que todo es poco: más cosas, más dinero, más entretenimiento, más bienestar, más aprobación…, donde no es suficiente estar bien, buscamos el deleite para sentirnos especiales. Y en esta persecución hacia el más, dejamos en la sombra lo que ya es con el disfrute de lo que nos ofrece cada momento.
La gratitud nos abre el corazón, no me refiero a ese agradecimiento que está recogido en formalismos sociales, que es una norma de cortesía, sino a aquel que es un hilo conductor y nos lleva a un plano más emocional.
La gratitud no se trata de una sensación efímera, es una forma de pensar que perdura en el tiempo y produce cambios en nuestra manera de mirar el mundo. Es una actitud frente a lo que ya tenemos y recibimos a cada instante, es el lenguaje de la vida.
Vale la pena decir, o mejor dicho sentir: naturalmente, gracias.
[…] como no podía ser de otra manera: Gracias y feliz […]
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[…] en la práctica de Mindfulness. Un regalo que me ayuda a relacionarme con la vida de otra manera. Gracias, […]
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[…] Quiero deleitarme de cada instante que me brinda todo lo que necesito. Abandonar el estaría mejor si… para conjugar el verbo ser con el tiempo ahora. Y recordarme. Recordarnos, agradecer la vida. […]
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Solo se me ocurre decir una palabra, que además suena y se escribe prácticamente igual en todos los idiomas:
AMÉN. (que en mi pueblo se traduce como Ojalá 😉
Gracias, Lola.
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Ojalá, que bonito, José. Soy muy consciente de mi animosidad y al releer esta entrada, que tiene un tiempito, reinvindico más ese gracias.
AMÉN y que así sea😊
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