«Imaginábamos, esperábamos hallar calma, vacío. Pero a menudo vamos a parar a un gran bazar, en medio de un alboroto, del caos. Aspirábamos a la claridad y hemos encontrado la confusión. A veces, meditar nos expone a la angustia, al sufrimiento, a lo que nos hace sufrir y que evitábamos pensando en otra cosa, agitándonos en otros horizontes». Christophe André.
Meditar es sencillo pero no fácil. Sentarse y cerrar los ojos o reposar la mirada orientada hacia el suelo sin estímulos visuales externos. Pero esto solo es el comienzo. Permanecer quieto y en silencio, no para descansar, para que una especie de calma envuelva el parloteo de nuestra mente. Ese tumulto de pensamientos y sensaciones de los que de repente se hace uno consciente: cosas que hacer, algún proyecto, preocupaciones… no es acallar los pensamientos, es no dejarse arrastrar por ellos, volver a conectar cuerpo y mente con la respiración que es la corriente de la vida y convertirnos en meros espectadores.
Esta inacción en la experiencia meditativa resulta difícil porque vivimos externamente, con demasiados estímulos, demasiadas expectativas y con la búsqueda de resultados inmediatos. Meditar no consiste en llegar a un lugar, experimentar estados especiales, buscar indicios de progreso para mejorarnos a nosotros mismos, sino simplemente en darnos cuenta de dónde estamos y confiar en la experiencia sin preocuparnos por lo que podrá ser, por lo que queremos que sea o lo que tenemos que sentir. Ese es su valor.
Cuando dejamos de querer que ocurra alguna otra cosa vamos al encuentro de lo que hay aquí y ahora.
Hace falta tiempo para acostumbrarse a meditar, para entrar en nosotros mismos, para sentirnos. Aprender a observar, abrir los ojos de la mente y dejar hacer, dejar llegar desde el interior.
«Hemos entrado en nosotros mismos, ciertamente. Estaba muy cerca de nosotros, pero nunca íbamos». Christophe André.
Te animo a que dejes un poco de tiempo cada día para sentarte y sentirte.
Dedico este artículo a mi profesor y hermano Rafa, director de Habitar el tiempo, quien me inició en la práctica de Mindfulness. Un regalo que me ayuda a relacionarme con la vida de otra manera. Gracias, siempre.
Fuente: Christophe André, Meditar día a día. 25 lecciones para vivir con mindfulness. Ed. Kairós.
Magnifico post! Me emocionan tus palabras y cómo las hilas.
Gracias a ti y a Rafa, por ese viaje que empecé con vosotros y que me acabas de recordar seguir.
Abrazo
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Es un placer leer tus palabras tan amables. Y sobretodo que esta entrada te haya servido de recordatorio para retomar la práctica de Mindfulness. Un abrazo.
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Gracias, hermana por tu dedicatoria. Como bien sabes todo el recorrido de Habitar el Tiempo y me atrevo a decir, sin equivocarme, que del mindfulness en el entorno universitario lleva también tu firma, por mucho que otros lo hayan hecho sólo suyo.
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Tener la oportunidad de haber colaborado en tu proyecto, Habitar el Tiempo, y verlo crecer, así como haber sembrado la semilla de mindfulness en el entorno universitario ha sido uno de los mayores privilegios.
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Gracias Lola, palabras motivadoras y fiel reflejo de lo aprendido durante el curso con Rafa que como a más de un@ nos habrá pasado nos hacen detenernos y recuperar la práctica perdida, que no olvidada.
Te animo a que sigas escribiendo! 🙂
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Gracias a ti, José Luis, por tus palabras tan estimulantes.
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Me ha encantado tu post y la manera de expresarte. Me inicié en el mindfulness con tu hermano Rafa en Habitar el Tiempo y, si bien es cierto que luego lo he tenido un poco abandobado x desmotivación, lo he vuelto a retomar hace muy poco y tus palabras son de gran ayuda.
Muchísimas gracias a los dos!! Un abrazo
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Muchas gracias, Ángeles. Me alegro mucho de que esta entrada pueda ser para ti un punto más de motivación. Un abrazo.
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Mucha suerte con tu blog, Lola! Seguro nos ayudará a recordar a much@s, lo cerca que estamos de nosotr@s y lo lejos que, sin embargo, nos vamos a veces….
Al leerte he pensado que para mi «mindfulness» también fue un regalo de Rafa.
Rosel
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Gracias, Rosel. Me alegra saber que también para ti mindfulnes ha sido un regalo.
Un regalo que sin duda nos conduce a una vida más plena.
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[…] ese momento, encuentro el placer de disfrutar de mi propia y única compañía. Comienzo a habitar ese espacio vacío en el tiempo, que antes simplemente transitaba y, donde mi alma me da la […]
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[…] acarrea una lista de propósitos: hacer deporte, cuidar nuestra alimentación, cursos de idiomas, meditar, organizar mejor nuestro tiempo, estar más con la gente que queremos, con la familia… […]
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¡Hola! Hablas de mindfulness, de meditar, de observar, de buscarse y encontrarse a uno mismo, de presencia, de lo esencial… hablas de cosas muy, muy importantes y hermosas. He leído un par de entradas y me han gustado; se nota que eres una persona sensible y que se plantea las cosas que verdaderamente importan, que se hace preguntas con honestidad. Tu blog transmite todo eso y buenas vibraciones y ganas de autoconocerse. Por eso te estoy dejando este comentario. En enero inicié un blog, no es mi primer proyecto. Hablo de todo esto, del camino del despertar. Te invito a leer esto…
Marejada y aire fresco
… u otras como «¿Atención plena?» o «La soledad y la mente»… creo que hallarás muchos puntos de conexión. No estás obligada, por supuesto. No consideres esto spam, solo una sugerencia.
Saludos.
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Eres muy generoso por tus palabras y me alegro mucho de que hayamos encontrado un punto de conexión: mindfulness. He leído el artículo Marejada y aire fresco y me ha gustado mucho. Tiene frescura. Seguiré leyéndote, gracias por encontrarme y compartirlo.
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