«La felicidad no es una estación a la que hay que llegar, sino una manera de viajar». Margaret Runbeck
Existe un imperativo social sobre la felicidad, hay que ser felices por todo, a todas horas y en la medida de lo posible «certificar» nuestra felicidad haciendo partícipes a los demás: documentar los momentos felices y compartirlos.
Ser felices ha pasado a convertirse en una obligación, y esta exigencia actual nos lleva a un desgaste mental y físico que, paradójicamente, nos aleja de la felicidad.
En una sociedad donde predominan valores como la ambición, la generación de necesidades y un inconformismo por todo, también la felicidad se materializa como si se tratara de un objeto más que podemos comprar o consumir.
Es importante redefinir nuestro propio concepto de felicidad, dejando a un lado esa sensación de satisfacción que nos han inculcado, para dar cabida a otras emociones dolorosas: tristeza, ira, miedo; que a fin de cuentas son necesarias para construir nuestra realidad.
La felicidad no se puede imponer, sucede cuando simplemente nos dejamos ser.
¿Te gustaría tener la libertad de ser feliz? Sencillamente déjate ser ¿A tu manera o a la de todos? Tú eliges.
¡Feliz día!