Probador de experiencias

«Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy? Y si la respuesta era no durante demasiados días seguidos, sabía que necesitaba cambiar algo». Steve Jobs.

Cuando eres consciente de que tienes que cambiar pero cierras los ojos para permanecer en la «cómoda» incomodidad, estás atrapado en la zona de confort. 

Al contrario de lo que pueda parecer, estar en la zona de confort no significa estar confortable, no es una situación de bienestar que nos rodea y nos da comodidad en la vida.

La zona de confort, es ese espacio con todas las situaciones buenas y malas, a las que estamos acostumbrados y forman parte de nuestra rutina, de nuestros hábitos, por eso nos da seguridad. Es ese sillón emocional donde nos acomodamos para que todo siga igual, estable y seguro.

Cada uno de nosotros tenemos un pasado que nos condiciona, obstáculos que nos dificultan y personas que nos limitan, pero somos los protagonistas de nuestras vidas, no tiene sentido ponerse excusas.

Salgamos al mundo para mirar a la cara a los acontecimientos y aceptemos el cambio como parte de la vida.

Personalmente, el temor de lo incierto hace que me sienta viva. Es una oportunidad, un reto. Es arriesgarme a pensar de una forma diferente, aceptar la incertidumbre, dejarme sorprender, incluso atreverme a fallar.

Y entre tantas me pregunto: ¿Qué es lo peor que me puede pasar?

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